7500 niños vigueses con problemas de estrés y ansiedad

UNOS 7.500 NIÑOS Y ADOLESCENTES VIGUESES PADECEN PROBLEMAS DE ESTRÉS Y DE ANSIEDAD


A. RUBINOS / VIGO
El estrés no es un problema único de los adultos. Cada vez son más los menores que sufren problemas como la angustia, el nerviosismo o la ansiedad, provocados por diferentes factores, tanto surgidos en el ámbito familiar como el escolar. Así, análisis realizados por la Sociedad Española de Estudios de Ansiedad y Estrés (SEAS) apuntan que el 8% de la población infantil y el 20% de los adolescentes padecen este tipo de dolencia, lo que significa que en Vigo hay casi 2.000 pequeños de entre 0 y 9 años de edad afectados, una cantidad que se dispara hasta alcanzar los 5.600 en el tramo de la adolescencia.Los principales factores desencadenantes del estrés infantil y juvenil son el entorno escolar y las actividades excesivas. La exigencia de los padres o de los profesores, incluso la que se marca el propio menor, o bien otro tipo de problemas como el acoso escolar pueden provocar estados de ansiedad en menores. A esto se une el ritmo actual de vida, demasiado elevado en ocasiones. El hecho de que muchos pequeños deban seguir el ritmo de trabajo de sus progenitores, que los llenan de actividades para que no estén en casa solos y poder recogerlos al acabar su jornada laboral, también es otro de los factores desencadenantes.Unos problemas que generan síntomas, tanto físicos como psíquicos. Entre los primeros, destacan los vómitos, problemas para dormir, dolores de cabeza o incluso orinarse encima. Entre los segundos, los estudios apuntan a problemas de atención, descenso en el rendimiento académico y un cambio en su conducta, bien sea hacia la apatía o la pasividad o bien hacia un temperamento explosivo y demasiado activo.Según explica el psicólogo clínico de la Unidad Infanto-Juvenil del Hospital Nicolás Peña, Jorge Valladares, "el estrés, el nerviosismo, la angustia o la ansiedad en niños traduce el malestar que tiene que ver con el exceso de tareas". Recalca que "tienen muchas horas ocupadas, muchas actividades y se ven desbordados". En este sentido, reconoce que el aumento de casos en los últimos años "tiene que ver mucho con la modernidad, con que el mundo que nos toca vivir es cada vez más competitivo y los niños lo notan".Sin embargo, matiza que "este factor social tiene su parte de responsabilidad, pero después está el sujeto con sus recursos y sus formas de afrontar los problemas". Precisamente, sobre esta subjetividad del menor trabajan los psicólogos para ayudarles a superar el estrés. "Los niños son muy listos y capaces de dar razones de lo que les pasa", señala y por eso la práctica totalidad consigue superar sus problemas. "Y casi siempre en muchas menos sesiones de las que necesitaría un adulto porque son capaces de hablar más y de expresar con mayor facilidad lo que sienten". Sin embargo, también reconoce que "a veces hay patologías importantes que incluso necesitan medicación, pero son las menos".Por último, recomienda "acudir a la sabiduría popular" para resolver estos problemas y buscar cualquier actividad que "tranquilice al niño porque le guste y disfrute haciéndola. Y una última cosa: jugar es fundamental".